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Exposición Different Orders, selección de la Nueva Colección de Pilar Citoler en Málaga

'Different Orders. Reflexiones en torno a la Nueva Colección de Pilar Citoler'. La primera exposición de la Nueva Colección de Pilar Citoler, con una selección de obras de 20 artistas.

11 de diciembre de 2015-24 de enero de 2016

Edificio Mena, Málaga

Artistas a los que podría declararse así, orgullosamente, de impuros, excelencia en la impureza, frecuentadores de un contumaz polifaguismo de las formas, de las técnicas, de los objetos, de la historia del arte o de la memoria visual, elevando su particular declaración de principios: creemos un nuevo mundo para, acto seguido, ponerlo, como si tal cosa, en cuestión. (Alfonso de la Torre, Different Orders, Málaga, UNIA, 2015)


Son algunos de estos artistas de la excelencia impura los que se dan cita en la nueva sala de exposiciones que a partir de ahora tiene la Universidad Internacional de Andalucía en Málaga, el singular edificio Mena, antigua sede de Italcable, moderna empresa de comunicaciones que conectaba los continentes europeo y americano en el siglo XIX. Estamos de estreno. Pero no sólo se reformula e inaugura este edificio, también por vez primera se va a exponer una selección de la Nueva Colección de Pilar Citoler, extraordinaria coleccionista de arte contemporáneo que, tras donar/vender su colección Circa XX al gobierno de Aragón –teniendo como sede el IAACC Pablo Serrano de Zaragoza–, esta exposición nos ofrece conocer sus más recientes adquisiciones, o dicho de otro modo, nos brinda la oportunidad de atisbar sus últimos pasos en esta nueva etapa de una mujer que generosamente se desprendió de sus más de 1.200 obras, piezas de multitud de artistas, procedencias y técnicas de la segunda mitad de siglo XX principalmente, aunque su colección también cuenta con excepcionales trabajos desde 1910 y hasta nuestros días, y que ahora, parece haber focalizado su interés en la fotografía contemporánea.



En realidad esto es una falacia, desde que en la década de los 70 la médico y estomatóloga Citoler empezara a comprar arte, rodeándose de muchos de los más destacados artistas, galeristas y críticos –por ejemplo, estuvo muy vinculada al “Grupo y la Estela de Cuenca” llegando a adquirir la que fue la casa de Eusebio Sempere, o igualmente con las galerías Mordó e Ynguanzo, y por ésta última llegó a tener una fructífera relación con el crítico por excelencia del “Arte Otro”, el teórico del Informalismo Michel Tapié por quien pudo conocer y admirar a los radicales y tan interesantes artistas del grupo Gutaï–, compartiendo intensas amistades con algunos de ellos –como con Jesse A. Fernández, “quizás el primer artista que me hizo admirar la fotografía contemporánea” en palabras de la propia Citoler– y guiándose exclusivamente por su mirada, su criterio o ese peculiar enamoramiento ante una obra, siempre mantuvo una especial relación con el medio fotográfico y sus híbridas variantes, es decir, su atracción viene desde muy lejos. “¿Herida o condena?” se pregunta Alfonso de la Torre en la introducción del catálogo de Different Orders: herida por haber sido incrustada –encolada sería más exacto– una cámara fotográfica en el rostro del retrato (1979) que Wolf Vostell realizó de Citoler, de quien llegó a tener más de una veintena de obras; condena por ser el coleccionar su catártico y obsesivo modo de vivir, pues Pilar es una de esos coleccionistas puros, que seguirá comprando y coleccionando toda la vida, que no podrá abandonar este “juego apasionado” (M. Rheims, La curiosa vida de los objetos, Barcelona, Luis de Caralt, 1965).


Crear una colección es una forma de concebir la vida, de sentirla, de participar en un entorno que está definiendo los caminos de un orden estético, de una evolución cultural. Es, también, ‘hacer camino’ […] Es robar al artista parte de su alma, arrebatarle sus pensamientos, entrar en su entramado espiritual, violar su intimidad. Entenderle a través de su plástica, descubrir sus enigmas, desnudarlo […] Es refugio espiritual que hace que el caminar por la vida sea más ligero. (P. Citoler en Colección Pilar Citoler: Circa XX, Zaragonza, Ibercaja, 2002)




El primer gran reconocimiento público a Citoler fue el Premio ARCO al Coleccionismo privado de 2005 pero, después de éste, llegaron muchos más y de gran distinción, así como cargos y competencias de elevada responsabilidad: desde enero de 2006 entró a formar parte del Patronato del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), alcanzando su presidencia al año siguiente y hasta el 2010; también en el año 2007 recibió la Medalla de Oro al Mérito a las Bellas Artes; en 2013 la UCO la nombró Doctora Honoris Causa, siendo la primera mujer en conseguirlo en esta universidad; y en 2014 recibió el Premio Arte y Mecenazgo de la Fundación Arte y Mecenazgo. No obstante, lo más destacable quizá sea el “Premio Internacional de Fotografía Contemporánea Pilar Citoler”, creado a partir de la exposición en Córdoba Claves de arte (2005), organizado por la Universidad de Córdoba, sumando ya ocho ediciones y reconociendo el trabajo de fotógrafos como Begoñza Zubero, Félix Curto, Manuel Sonseca, Juan del Junco, Karen Knorr, Jorge Yeregui, Vari Caramés y Erika Eveliina Nyholm.


Por su parte, De la Torre, gran especialista del arte de posguerra español, es el conservador y comisario de la mayoría de las exposiciones en torno a la colección Pilar Citoler, de hecho, desde la primera muestra en el año 2002 la colección ha sido exhibida bajo muy diferentes miradas, discursos o reflexiones, destacando Fragmentos. Arte del XX al XXI (2004), No hay arte sin obsesión (2007), Lenguajes de papel (2008) –ésta a cargo de Pilar Borrás– y Modernstats (2009). No es casualidad que en la mayoría de las exposiciones la fotografía haya tenido un papel bastante destacado, hasta el punto de haberse dedicado de forma monográfico algunas de ellas –como La ilimitada energía del paisaje (2007) o La ciudad magnífica (2011). En esta ocasión, es también De la Torre el responsable del trabajo curatorial: una pequeña pero excelente selección de trabajos de veinte de los artistas presentes en la Nueva Colección.



Different Orders, diferentes formas de entender y hacer fotografía, distintas maneras de usar el medio, de investigar y crear, de poetizar o descarnar, de minimizarlo o pervertirlo, de disfrutar, jugar o sufrir con él. La idea principal procede de una divertida y crítica serie conceptual y de apropiación (2011-12) de la mexicana Ana Roldán –próxima en gran medida a los juegos reflexivos de J. Fontcuberta– pero sirve igualmente para enfrentarnos al resto de trabajos. Así, podemos adentrarnos en los sueños subversivos de Eugenio Ampudia, quien desde 2008 ocupa y duerme en espacios culturales institucionales; o en las redes y los hilos relacionales (2010-12) de Linarejos Moreno; al igual que en la densa poética de los espacios de la cotidianidad (2010) que propone Alexandra Runner; las atmósferas de una nocturna Nueva York con la delicada serie (2011-13) de José Guerrero; la estética de los diálogos entre imágenes y palabras, de los mensajes perversos y ya habituales del mundo global (2012) de Javier Ayuso; o en las semióticas y políticas intervenciones (2011) de Jorge Yeregui.



Recientemente, el crítico e investigador Fernando Castro afirmaba que “Vilariño, tanto en sus fotografías como en sus poemas, ha desplegado una estética que sedimenta el drama y el duelo, las potencias vitales y la pulsión tanática, el fulgor de lo sublime y la esperanza de que algo suceda en ese claro del bosque solitario […] La pasión metafórica de Vilariño se lleva a perseguir constantemente una dimensión originaria de la alteridad, a tratar de atrapar, con la astucia del cazador, la vida” (Mitologías. Manuel Vilariño. MAC, 2013), la melancólica vida; se refería a las Mitologías de un gran poeta del que asimismo se puede apreciar una de estas creaciones en la exposición malagueña (2011). Otro paisaje inaudito (2013) es el que nos propone Michael Najjar, un desierto chileno con el que nos pretende acercar a la realidad espacial del planeta rojo; también algo de galáctico tiene la panorámica (2003) de Eduardo Nave, detalle tomado en la parisina plaza de la Bastilla; y si la cosa trata sobre revelaciones, hay que convocar a Chema Madoz, quien en esta exposición, y en palabras del comisario, muestra un “redescubrimiento del objeto en una ebriedad de lo simbólico […]: rastrillo y arena”.




También está el trabajo de Thomas Ruff –tan vinculado a artistas como Thomas Struth o Candida Höfer, fotógrafa ésta última muy admirada por Citoler– a través de una pieza de investigación sobre arquitectura (2002), m.d.p.n. –Mercado del pesce di Napoli, de Luigi Cosenza–, la única serie dedicada exclusivamente a un tema italiano. La estabilidad de la arquitectura es precisamente lo que rompe Pablo Genovés con sus apropiaciones e intervenciones en fotografías o postales decimonónicas, incluyendo en ellas la fuerza desmesurada de la naturaleza, como en Cielo e Infierno (2013). La comisaria Alicia Murría afirma que “son imágenes que hablan del paso del tiempo, se mueven entre la evocación y el ensueño o la pesadilla, ambiguas y a veces espectrales trazan una fractura en el ámbito de la lógica, y como en la novela El ruido y la furia de William Faulkner que les sirve de título [se refiere al título de la reciente exposición dedicada a Genovés El ruido y la furia. Obras 2009-2014 (2015)], componen un relato sobre la decadencia y la desaparición”.



De pérdida, decadencia y memoria también nos habla con Paisajes del Futuro nº 25 la maestra española de la fotografía escenificada o construida, Rosa Muñoz, fantástica retratista que realizó una serie entre 2010 y 2011 en la que reflexionaba sobre la devastadora lógica capitalista, arrasadora para con el tejido social y el paisaje urbano histórico. Asimismo, una de las más crueles caras de nuestra hipócrita sociedad es ofrecida por la sudafricana Zwelethu Mthethwa, con un retrato desolador sobre la pobreza y la ausencia de derechos humanos (2008). Esto nos lleva a las dos obras de Antanas Sutkus, el magnífico retratista del pueblo lituano; o a las otras dos de la mexicana Graciela Iturbide, quien nos revela algunos de los secretos rituales de las procesiones de Chalma y retrata con belleza tanto a sus protagonistas como a las mismas piedras, no exentas de un aire metafísico. Muy irónica y crítica es también La Nuit Américaine #XI (2010) de Ixone Sadaba, quien a partir de la película de Truffaut nos plantea el mismo guiño reflexivo sobre el simulacro pero encuadrado en la guerra iraquí.



Y aún queda más. “Una colección de retratados es una colección de futuros cadáveres” afirma Alberto García-Alix, puesto que “la fotografía tiene en sí algo de infernal, quiero decir, de donde no se vuelve” (Alberto García-Alix. De donde no se vuelve, 2007). Artistas morboso y siniestro en su concepción creativa, el impactante retrato de Francis (2007) que aquí se expone, sin duda tiene algo de sobrenatural, quizá sea ciertamente infernal. Lo supuestamente marginal, los márgenes, lo olvidado, lo accesorio, lo negativo o lo ocultado. Seis horas de pintura (2012), ¿qué queda después?, acaso, ¿interesan los materiales restantes, los desechos tras una sesión de pintura? Irma Álvarez-Laviada nos da respuesta.


Es Different Orders una excelente oportunidad para el arte contemporáneo; subraya una marginal pero intensa vindicación: la necesidad de creación, la necesidad de transformación.



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